Susana Machado
Schwarzman Scholars Luksic Fellowship
Luksic Fellow en Schwarzman College, Universidad de Tsinghua
Cuando tenía 13 años, comencé a participar en debates a través del Modelo de las Naciones Unidas, los cuales trataban sobre la agenda internacional y cómo los asuntos más apremiantes del mundo afectaban a las personas tanto a nivel local como mundial. Estas experiencias me hicieron comprender la capacidad de los jóvenes para resolver problemas altamente complejos, por lo que sinceramente creo que este grupo será el responsable de romper el ciclo de pobreza generacional y de impulsar a los países hacia adelante. Es por esto que decidí cursar una Maestría en Liderazgo Global, como Schwarzman Scholar en la Universidad de Tsinghua. Adicionalmente a mis antecedentes académicos, he dedicado los últimos seis años a la creación de iniciativas para reducir las desigualdades a través de Acesso, mi organización sin fines de lucro. Acesso ha sido galardonada en la Sede de las Naciones Unidas en 2017 e invitada por el Gobierno de Sikkim, India, a visitar y compartir mejores prácticas en 2019, y ha ayudado a más de 70.000 jóvenes vulnerables en Brasil a desarrollar el autoconocimiento y las habilidades necesarias para ingresar al mercado laboral.
El mundo está experimentando un volumen sin precedentes de jóvenes: 1.8 mil millones, de los cuales el 90% proceden de países en desarrollo. En otras palabras, creo firmemente que la inversión que se haga en este grupo etario determinará los líderes que tendremos en el futuro próximo. En mi opinión, la falta de representatividad de la juventud en Brasil en el ámbito de toma de decisiones internacionales es una cuestión que debe abordarse, junto con los demás cambios necesarios que deben hacerse en el país. Es por esto que me convertí en la Embajadora brasileña en una de las conferencias de liderazgo y desarrollo sustentable más grandes e importantes del mundo. Mi objetivo fue representar a Brasil formal y continuamente entre los más de 100 países que forman parte de esa reunión bianual. Como resultado, en 2018, Brasil se convirtió en la delegación más numerosa de las 24 ediciones de esta reunión, alcanzando 83 delegados, mientras la mayoría de las delegaciones de los países cuentan con un máximo de 10 personas.
Creo que la educación es la principal fuerza que impulsa el desarrollo de los jóvenes; sin embargo, lamentablemente, no todo el mundo tiene el mismo punto de partida. Para superar esta brecha, decidí crear un programa pionero de becas en Brasil llamado “Juventud en la ONU” (Jovens an ONU, en portugués). Este programa brindó a jóvenes brasileños de color y a la comunidad LGBTQI+ una oportunidad totalmente financiada para asistir a esta Conferencia Internacional en las Naciones Unidas. Junto con los becarios que se vieron directamente favorecidos, más de 1.000 jóvenes se beneficiaron del programa mediante tutorías de sus pares -para el desarrollo de proyectos que podrían ayudar a Brasil a alcanzar los 17 SDGs- además de la realización de charlas en comunidades de bajos recursos.
En los próximos años, espero encontrar (y -por qué no- crear) oportunidades para trabajar con jóvenes líderes en América Latina para expandir el desarrollo educativo en la región y aunar esfuerzos para preparar a nuestros futuros jóvenes líderes.